miércoles, 20 de enero de 2010

Por última vez

¿Y qué pasaría si mañana te mueres? ¿O me muero yo? ¿O, a la mierda, nos morimos todos? La otra noche soñé algo parecido y desperté cagándome de miedo, no a morir en sí, sino a morir sin antes haber hecho todas las cosas que me hubiesen gustado hacer antes de.

Admitámoslo, a todos nos gustaría saber cuándo moriremos, no para vivir estresados buscando la forma de seguir viviendo, sino para que la muerte no nos agarre desprevenidos con una lista llena de cosas por hacer.

Si la muerte hoy me dijera que mañana moriré irremediablemente… le diría que está bien, que regrese a buscarme cuando sea el momento, pero que, mientras tanto, me deje solo para terminar algunas cosas pendientes.

Llamaría a mi papá para decirle que voy a verlo, que voy también para ver a mis abuelos. Antes de salir de casa, cogería de mi librero el Gokú SSJ4 que tanto quiere mi sobrino y se lo regalaría… “Ya regreso, cuídense”.

Ya con mi viejo, por última, y de hecho, por primera vez, me gustaría sentarme con él a tomar un par de cervezas y agradecerle por todo lo que pude haber sido, porque de haber tenido el tiempo para lograrlo, se lo hubiese debido a él. Me gustaría decirle lo mucho que lo extrañaría y lo mucho que lo quiero, contarle mis cosas, que me cuente las suyas, y así hacer honor a la promesa que alguna vez hicimos de ser buenos amigos.

Aceptaría la invitación a almorzar de mis abuelos y me sentaría a comer los tallarines rojos que mi abuela me promete cocinar cada vez que hablamos con tal de convencerme de pasar un rato con ellos. Lo que ella nunca sabría es que no aceptaría los tallarines por eso, sino por escuchar a mi abuelo decirle lo que alguna vez le dijo mientras almorzábamos los tres: “Gorda, qué bonita eres, carajo”.

Antes de irme de la casa de mi viejo mandaría un mail citando en cualquier lugar a todos mis amigos: colegio, barrio, T, Letras, facultad, universidad y también a los que conocí fuera de estos lugares: me gustaría verlos, hablar con ustedes un rato mientras nos tomamos unas chelas.

Después de enviar el mail, y por última vez, organizaría un ensayo/tocada con todos los amigos que pueda y nos encerraríamos en la sala a tocar acompañados de todo el trago posible. Por última vez, para verlos ebrios.

Es tiempo de ver las caras que tengo que ver para poder estar tranquilo. Es tiempo de reivindicarme con todos ellos por todas las veces que les fallé, por todas las veces que no pude estar ahí, y que hoy, conchudamente, me atrevo a pedirles que estén ahí para mi.


"Te acuerdas cuando…” “Y entonces…” “Estábamos ebrios…”. Recordaría todos los buenos momentos que alguna vez pasamos y cuando haya cumplido mi cometido, los dejaría tomando unos tragos y conversando entre sí, hasta el punto de probablemente hacerles olvidar el por qué están ahí, total, nadie está para fijarse si me fui o me quedé.

Por último, y por última vez, me sentaría con mi enamorada a ver tv mientras comemos algo y tomo una Inca Kola helada. Después de comer, cogería mi guitarra, tocaría cualquier canción y luego la abrazaría, le diría un beso y me echaría a dormir a su lado esperando despertar y darme cuenta de que todo fue un sueño.

domingo, 17 de enero de 2010

6 SÍ. 7 NO: SER EMO

1.- Tengo el cabello lacio y me gusta tenerlo largo: Lo cual garantiza un excelente peinado con cerquillo que me haga andar por el mundo viendo todo con un solo ojo al más puro estilo de mi perro Ralph.
2.-Soy de contextura delgada: lo cual garantiza que pueda usar los jeans de mi hermana o enamorada, acompañados de polos rosados y verme como el ser más andrógino del mundo.
3.-Me gustan algunas de las canciones de Kendall, La última fotografía, Alessana, My Chemical romance, etc.
4.-El Parque España es un buen point para juntarme a tomar unos tragos con mis amigos.
5.-Más de una vez la gente me ha preguntado si soy o no soy… emo.
6.-Tengo la piel delicada, por lo que, al más pequeño raspón o rasguño empiezo a sangrar, sin mencionar que tengo una mala cicatrización, por lo que mis cicatrices serían notoriamente visibles para acompañar mis historias sobre que me corté porque la combi demoró en pasar.


1.- Debe ser todo un problema encontrar ropa negra-morada-rosada en la sección de niños de los centros comerciales.
2.- No me gustaría caminar por la calle con mi enamorada y parecer su hermana, o peor aún, que somos una pareja de lesbianas.
3.- No me gustaría ser perseguido por hordas de metaleros o punkekes sedientos de mi sangre rosada/morada.
4.- No podría vivir al estilo emo de “nadie me quiere, todos me odian, mejor me como un gusanito”.
5.- Ver sangre me pone nervioso y me da mareos, así que no podría cortarme satisfactoriamente con mi galleta de soda.
6.- Sería un mal elemento que aprendió a escuchar canciones desde Jesse y Joy hasta The Beatles, pasando por Diazepunk, Chino & Nacho y Falsas Intenciones.
7.- Por último, y tal vez el motivo más importante: No podría sobrevivir ni respirar con ropa tan apretada, sobre todo en verano donde usar polos talla 16 y pantalones talla 26 es casi lo mismo que causarle a mi entrepierna la muerte por asfixia.

Son más los motivos que me impiden ser emo, por lo que, seguiré siendo el híbrido que soy. Hey, al menos lo intenté.