martes, 22 de diciembre de 2009

Cuando soñar es perder el tiempo

¿Qué se siente? ¿No lo sabes? Yo creo que sí.

¿Qué se siente estar aburrido en clase, escuchando al profesor dictar un tema que ni siquiera te interesa y de pronto darte cuenta que tus pensamientos, hasta hace un tiempo vacíos, de aburrimiento y pesadez, hoy tienen nombre y apellido? Ya no dibujas en la carpeta y ya dejaste de mandarte papelitos con tus amigos. Ahora pasas el tiempo mirando a la nada.

No hay problema, nos ha pasado a todos. En algún momento de nuestras vidas todos hemos conocido a una persona que con solo una mirada o gesto puede hacer que nuestro mundo colapse. Ataques de nervios, manos sudorosas, balbuceos y comentarios sin sentido solo para disimular lo que, gracias a todo lo que acabo de mencionar, es obvio: que te gusta, o pero aún, que TE ENAMORASTE!!

¿Serías capaz de jurarte a ti mismo que nunca te imaginaste de la mano con esa persona caminando frente a todos, que nunca, por al menos un instante, creaste una vida paralela en la que tuviste el valor de acercartele, de decirle lo que sientes? En pocas palabras, ¿no creaste un mundo en el que tú y esa persona eran felices juntos? Y dime, ¿no es triste volver a la realidad y darte cuenta que nada de eso es cierto? Bueno, SÍ, LO ES. Ahora bien, quiero que leas algo:

Estoy cansado de llorar, cansado d pensar
las tardes que tu y yo nunca pasamos juntos
Cansado de extrañar, cansado de soñar
momentos que tal vez nunca existirán

Se que solo en mi mente te puedo abrazar
Se que solo en mi sueños te puedo besar.

Solo quiero fingir, solo quiero vivir
en un sueño ingenuo que sea mi realidad
Ya no quiero despertar, solo déjame soñar
momentos que tal vez nunca existirán

Se que solo en mi mente te puedo abrazar
Se que solo en mi sueños te puedo besar.

Tal vez mañana no quiera despertar
Tal vez mañana no quiera regresar
A la realidad, donde el amanecer me recuerda
Que conmigo no estás.

Si ya te ha pasado, ¿qué sientes al mirarte en el espejo y ver tan solo una posibilidad, y no una realidad? Y si aún no te ha pasado, ¿quieres esperar a que llegue un día y el espejo te diga lo que acabo de decirte? Que los versos escritos líneas atrás no sean un himno para aquellos que dicen "pudo ser", sino una motivación para aquellos que quieren que sea. Deja de dormir para olvidar y de despertar para soñar. ¿Tienes miedo de lo que pueda pasar? Ok, también nos ha pasado a todos. Tener miedo no está mal, lo que está mal es no hacer nada para superarlo.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Tranquila, prometí no dejarte morir.

Hay algo que me pregunto cada vez que veo jugar a mis sobrinos, que, muchas veces, los niños juegan a ser grandes, pero, ¿cuántas veces los grandes juegan a ser niños?

***
Hola, ¿qué tal? Me dicen Chino y tengo 21 años. Tengo el hígado de alguien de 31 y la habitación de alguien de 11. Quienes alguna vez han entrado a mi habitación han podido apreciar la suerte de mini stand de Arenales que pretendo tener.

Mi viejo me compró hace algún tiempo un librero para las cosas de la universidad. Sin embargo, no cumple mucho su función ya que el 80% de él está dedicado a juguetes. Ahora bien, debo confesar que no sé que tan raro, nerd o freaky se considere tener un librero lleno de jueguetes a mi edad, pero no importa, hay quienes coleccionan afiches de películas, otros, a las chicas Perú21, yo, guardo recuerdos, aunque también sería chévere tener un par de posters de esas chicas.






Más de una vez me han preguntando por qué no vendo todos mis juguetes, y la misma cantidad de veces he respondido que ni cagando, que primero vendan su culo.

No sé si exista alguna definición exacta o algún término técnico para mi caso, pero, así es muchachos, si hay algo que realmente cuido de mi habitación, además de mi vieja guitarra negra, son aquellos recuerdos de infancia, aquellos símbolos de que alguna vez fui niño y de que tuve tiempo para jugar e imaginar situaciones y diálogos, e incluso, para coger un plumón rojo y pintarle la cara a Gokú mientras peleaba con Boo.

***

En el 96 fui de vacaciones a Moquegua con mi familia. Tacna está a menos de 2 horas en auto por lo que, casi a diario ibamos a ver qué de interesante había. La proximidad con Chile hacía que el contrabando de productos sea casi obligatorio así que, valiéndome de eso, regresé a Lima con los doce caballeros dorados, los cinco de bronce y los siete marinos de Poseidón, incluido él. Qué despelote a tan temprana edad. Como era de esperarse, tardé horas en ponerle las respectivas armaduras a los 24 caballeros , solo para ver cómo se veían, porque nunca jugué con ellos, los mantuve en sus cajas.

***

Mami, me falta Darth Vader, Luke no tiene con quién pelear. Obviamente mi madre no entendía una palabra pero igual me llevaba a Jesús María a comprar recuerdos para el futuro, aunque, en ese entonces, eran sólo juguetes.

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Dejé de comprar juguetes en el 99, y mis últimas adquisiciones fueron los de Episodio I y algunos personajes de la WWE (en ese entonces WWF). Probablemente, en ese momento hice a un lado lo que tanto cuidé y empecé a madurar: qué tonto. Si pudiese volver a ser niño, lo haría, aunque no tan obsesivamente como para que se me diagnostique el Síndrome de Peter Pan. Aunque, por otro lado, tener 21 años tiene sus ventajas: mi hígado resiste dosis cuasi letales de alcohol.

Con el tiempo, y cuando haga cosas más productivas que estar todo el día frente a la computadora, espero ganar el suficiente dinero como para comprar los juguetes que deseé tener fuera de época infantil - osea, ahora.

Por el momento, estos juguetes son mis recuerdos de infancia, y los juguetes que compre más adelante, en un futuro serán recuerdos de lo que soy ahora: un veinteañero que se rehusa a matar la niñez que le queda. Tranquila, prometí no dejarte morir, porque al hacerlo, se iría lo mejor de mi.

***
  • Los años nos alejan de la infancia sin llevarnos forzosamente a la madurez. - J.R. Riberyro.
  • En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta. - Pablo Neruda
  • Quienes comparten nuestra niñez, nunca parecen crecer - Graham Greene
  • Dime, ¿por qué ahora tanto miedo a jugar? ¿Es madurar avergozanrse de la inocencia? - Charly García (Diazepunk)
  • Quisiera tener la inocencia de un niño y no darme cuenta de lo que es el destino. - Renzo Lancho (Dalevuelta).

sábado, 12 de diciembre de 2009

Te lo agradezco, pero no.

"Tienes pelo de flaca, huevón", es algo que me dicen con cierta frecuencia.

San Miguel, Martes, 6pm.
Hacía frío, estaba solo, sentado en medio de lo que llamamos, en consenso con mis amigos, La Rotonda. Había llegado demasiado temprano o mis amigos estaban demasiado tarde. Me senté a esperar, qué más podía hacer. Ya me estaba aburriendo de hacerlo así que me paré y empecé a ver si a lo lejos venían. De pronto, un broder no mayor que yo pasaba frente a mi y me inspeccionaba de pies a cabeza como bicho raro, mientras hablaba por celular. La cagada, ahorita me roba, pensé. En un segundo cruzaron por mi mente muchas teorías, era posible que esté llamando amigos para, entre todos, hacerme la cagada y quitarme el sencillo que tenía para chelear.

Ya más calmado, yo también lo examiné de pies a cerveza, perdón, de pies a cabeza, y de hecho, estaba vestido mejor que yo, así que el robo era poco probable. Como fuere, ya había pasado, él siguió su camino mientras hablaba por celular. Yo seguía esperando a mis amigos cuando lo vi regresar. Se repitió la situación, él hablaba por cel mientras me miraba casi estudiándome y yo, para no quedarme atrás, hice lo mismo, cogí mi celular y empecé a llamar a uno de mis amigos mientras lo miraba para tratar de averiguar que carajo quería conmigo.

Me daba nervios, y también curiosidad por saber qué tanto hacía yendo ida y vuelta por todo el lugar mientras hablaba por el bendito celular, y sobre todo, por qué seguía mirándome. Parecía que habían pasado miles de horas, y cuando la espera desesperaba, pasó algo que no me esperaba. De pronto, lo vi detenerse, colgar el celular, mírarme y acercarse hacia mi.

¿Me iría a robar? ¿a buscar pelea, a querer venderme droga, a preguntarme cómo acabó el clásico? ¿A QUÉ MIERDA VENÍA?

-Disculpa, ¿contigo quedé en verme aquí? - con una voz suave.
-No broder, estoy esperando unos amigos - fingiendo una voz ronca.
-Ah, sorry entonces. Me confundí.

Mis amigos llegaron y el broder seguía rondando el área como buscando a su presa, de hecho, eso era lo que estaba haciendo. No podíamos perdernos un espectáculo de tal magnitud así que compramos algunas cervezas y cual cine, nos sentamo a ver con muchas expectativas lo que, inminentemente, iba a ocurrir.

Por el lugar pasaban 2 broders, como de mi tamaño, de mi contextura y como de mi edad. Uno de ellos abordó al que me había abordado minutos antes, dejando a su amigo a unos metros. Desde donde mis amigos y yo estabamos sentados, vimos que se presentaron, intercambiaron algunas palabras y a ellos se acercó el amigo que se había quedado observado todo a la distancia. Él también se presentó y conversaron los tres. La pareja... de amigos se retiró unos metros, al parecer para ponerse de acuerdo sobre qué harían. Una vez decididos, regresaron con el primer broder, y le dieron... a conocer su decisión. Él sonrió, les indicó para dónde caminar, y partieron juntos ante nuestros ojos apunto de estallar por lo que habían visto.

¿A dónde habrán ido?
De haber dado la respuesta ganadora cuando me preguntó si yo era su cita, probablemente hubiese sabido qué rumbo tomaron, pero yo, por ese rumbo, no voy ni cagando.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Instrucciones para ganar un 4XJONK

La semana Comunica de la PUCP llega a su fin con la Gymkana, después de una larga y exhaustiva semana de competencias deportivas entre las 5 especialidades (Artes Escénicas, Comunicación Audiovisual, Comunicación para el Desarrollo, Periodimo y Publicidad). Ésta se lleva a cabo el segundo sábado de noviembre, cada año. El juego final de dicha Gymkana es el 4XJONK, que se realiza al promediar a media noche.

El juego consiste en formar un equipo por cada especialidad, de 4 personas, 2 hombres y 2 mujeres, y sentarlos alrededor de una caja de cerveza sin helar. Las 5 especialidades compiten entre sí, y gana el equipo que logre terminar en el menor tiempo posible las 3 cervezas que cada participante debe tomar. Como es de imaginarse en un juego así, junto a la caja de cerveza también hay una batea para que los participantes puedan vomitar.

Mi primera Gymkana fue en el 2007 y vi cómo el juego acababa con la coordinación motora de los participantes, así que, por obvias razones, el 4XJONK se ganó mi respeto. En la Gymkana del 2008, después de unos "previos" con ron y vodka fui con algunos amigos al Shangrila, local donde se realizaría dicha Gymkana y una vez ahí, seguí tomando cervezas con ellos. Casi ebrio me comprometí a jugar el 4XJONK. "Chela gratis", pensé.

Había llegado el momento. Peke, Putiño, Klau y yo en círculo apunto de dar todo por la verde.

Tomamos lo más rápido posible, no pensamos, no miramos a ningún lado. Todo se resumía a pasar la cerveza lo más rápido posible y ganar.

Simplemente ganamos. Publicidad se alzaba como Bicampeón y se sintió bien ser parte de aquel logro.

En la Gymkana 09 decidí no tomar mucho y estar tranquilo para el juego. A diferencia del año anterior, influía el hecho de que ésta vez sabía que participaría. Previas de ron. Algunas cervezas, algunos red bull que me aceleraron y un mini entrenamiento con algunos amigos y por último, con el equipo.

Nuevamente, el momento había llegado, nuevamente, lo dimos todo por la verde, y como no podía ser de otra forma, ganamos. La verde se llevó las 12 cajas, y el Tricampeonato. Había terminado el juego en un estado mejor que el del año anterior, así que, confiado de eso, seguí tomando... Pude haber terminado peor.

Año tras año, nos sobran las ganas de jugar con la mentalidad "vamos a ganar y a la mierda".



Si hay algo que se debe tener en cuenta al momento de sentarse frente a esa caja de cerveza es lo siguiente:

  • Ropa cómoda que no ajuste.
  • Un par de cigarros si crees que te ayuda a pasar la chela (con encendedor).
  • Si tienes cabello largo, busca algo con qué amarrarlo o cubrirlo para que no te impida tomar con comodidad, y para evitar también vomitarlo, o que te lo vomiten.
  • Sin accesorios: no casacas, no canguros, no billeteras ni celulares. Solo necesitas tu polo verde y tu garganta.
  • No tomar sentado.
  • Golpear un poco la caja de cerveza antes de comenzar el juego para que toda la espuma de la cerveza salga de la botella y no te complique la borrachera.
  • Antes del juego, ve al baño y haz todo lo que tengas que hacer.
  • Si estás "empachado" incítate el vómito para tener el estómago listo para morir.
  • Deja un poco de espacio entre tu boca y la botella para que el aire salga.
  • Al momento de tomar no pienses en nada más que acabar toda la cerveza que te toca.
Sólo el tiempo dirá si se repetirá la hazaña para el 2010, la cual, se supone, sería mi última Gymkana.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Mis tatuajes

Hoy me di cuenta que a lo largo de mi vida he sufrido demasiados accidentes, y por ende, que he quedado con demasiadas cicatrices. Hace casi 20 años, cuando recién aprendía a caminar, fui a casa de una tía a pasar la tarde con mis primos y mi mamá. Salí a comprar con un primo mayor que yo, que intentó dejarme dar mis primeros pasos solo. Gran error. Cada 2 o 3 pasos caía sobre mis rodillas, y, al estar en short, obviamente terminé con las piernas ensangrentadas. Creo que fue la primera vez que vi a mi mamá entre alterada y molesta, pasando por una gran sensación de preocpuación por su "chinito".

Supongo que todos recordamos las viejas lustradoras que parecían escobas con bases redondas de aluminio, por lo que será más fácil describir lo que me pasó un par de años más tarde. Mientras la muchacha encargada de la limpieza lustraba, yo me subía sobre la base mientras el aparato empezaba a girar rápidamente enredándome entre los cables de la misma. Nadie puede salir invicto tanto tiempo. Un buen (o mal) día, dada la velocidad con que giraba, el cable se desconectó y el aparato dejó de funcionar bruscamente, por lo que caí sobre la superficie de aluminio. Nuevamente, mami también estaba ahí para castigarme por travieso.

A los 6 años, una tía cercana se iba a Venezuela, por lo que fui con mis papás y algunos primos a despedirla al aeropuerto. En un lugar tan grande, y a esa edad, no hay de otra que empezar a correr y jugar por doquier, sobre todo si estás con primos contemporáneos. Jugar "escondidas" no es necesariamente la mejor idea ahí. Conté sobre una inmensa viga de mayólica, voltee la mirada, miré por todos lados, avancé un poco, me detuve, vi a uno de mis primos correr hacia mi para salvarse, corrí de vuelta a la viga yo también para ampayarlo.

Blackout

Al abrir los ojos vi a un doctor cosiéndome la frente mientras sentía caer entre mis ojos un caliente chorro de sangre. Me asusté y giré la mirada rápidamente hacia la izquierda. Estaba mi mamá con cara de pocos amigos. Me asusté y giré la mirada rápidamente hacia el doctor.

En 2do de primaria, después de clases, aprovechábamos para jugar partido afuera del colegio. Una vez, mientras yo tenía la pelota, un compañero me "planchó" y de pronto me vi en el aire apunto de caer sobre mi lado derecho. Para que la caída no sea tan dolorosa, apoyé la mano. Auch! Entre lágrimas y quejidos me llevaron al Hospital.

Odiaba, y hasta ahora odio, el olor a hospital, el sentir los fríos pasillos y su abundante blanco que supongo finge darnos esperanza. Mientras el doctor miraba mi radiografía, lo óí decir "Señora, la fractura es grave, tenemos que enyesarlo". Estar enyesado es una de las peores cosas que nos pueden pasar. No podemos rascarnos, no podemos bañarnos cómodamente, no podemos coger el maldito tenedor, ni siquiera podemos hacer la seña del dedo medio. Son muchas limitaciones para un niño de 7 años. Desde ahí, prometí no volver a hacerme daño.


(...)


Un día antes de la clausura de fin de año del 2002, fui a buscar a Muela, para ir a cortarnos el cabello juntos. Me senté en su jardín a esperarlo. Salió y fuimos juntos. Me atendieron primero. Todo listo... espera... no, no encuentro el dinero: Maldita sea, se me cayó en el jardín mientras esperaba a Muela. Se me cayó la plata, pero se dónde, voy rápido, la recojo y vengo a pagarle. Le dejo empeñado a mi amigo, si quiere.

Quise cortar camino para no demorar. De pronto, un perro chuzco, jodidamente grande, apareció de la nada y se abalanzó sobre mi. Sus ladridos y la rapidez con la que todo pasó me hicieron entrar en shock. Yo estaba con un buzo plomo que terminó roto en la rodilla y teñido de rojo.

No podía quedarme ahí. Salí hasta la avenida y empecé a caminar cojeando, mientras la gente me miraba asombrada: Joven, ¿le han disparado? Sí señora, un perro tenía una 9mm en el hocico. Casi desvariando llegué al jardín. Vi la plata en el pasto y para mi mala suerte, el dolor era tan grande que no podía arrodillarme ni nada parecido. Me dejé caer y ya en el sueño recogí la plata, con los brazos me impulsé y regresé a pagar el rescate por Muela. Fui a casa de mi mejor amiga para que me cure. Auch, auch auch.... AUCH... AY MIERDA!!

2007: El alcohol ya había llegado a mi vida. Una noche, tomando cervezas en un parque, me doblé la mano contra una superficie de cemento. Esta vez solo me tuvieron que vendar por un par de semanas. Días después que me vendaran, me veía en otro parque tomando algunos tragos baratos. Una amiga me llamó para hacer un trabajo en grupo. Para no quedar mal decidí alejarme de mis ebrios amigos y contestar con la mano que me quedaba. Era las 2pm. pero veníamos tomando desde las 10, así que... pie doblado. Parecía un caído en guerra cojeando y vendado, abrazando una botella con la mano que aún podía usar.

2008: Estaba tomando unas cervezas con algunos amigos frente a la Universidad. La cerveza estaba muy helada, por lo que, al momento de coger una, se me resbaló y cayó al suelo. En el rebote, la botella aún se encontraba intacta, por lo que decidí cogerla antes de la segunda caída. Nuevamente, error, en el aire se partió en pedazos y... corte profundo en la mano izquierda entre el pulgar y el índice.

"Huevón, estás sangrando demasiado, te van a tener que coser"´. Entré rápidamente a la Universidad y me llevaron al Centro Médico. "Joven, vamos a tener que coser".

Mi último "tatuaje" me lo hice también en el 2008, en medio de trago barato. Caer sobre mi mano derecha en la pista no dolió mucho que digamos, no sentí el golpe, y la herida no parecía ser tan grave hasta que, días después, al no poder aguantar el dolor, fui a donde debía ir y... "Se te ha infectado y la piel que ves ahí es piel que tenemos que quitar para que cicatrice bien". "Doctor, ¿está seguro que...?"

Mi mano sangraba debido al fuerte raspado con una suerte de bisturí que buscaba quitar esa piel que se regeneraba sobre la piel que debía regenerar. Nunca entendí bien lo que pasaba, la sangre me ponía nervioso. "Ahora sí, tienes que venir todos los días para terminar de quitarla". Nunca más volví, no me agradaba la idea de ir diariamente para que me raspen la mano.

Prometí no volver nunca más a ese lugar... Hasta hace unos días. Un corte en el brazo izquierdo a la altura de la muñeca me hizo volver. Pese a lo que todos piensen, no soy emo, no me quise cortar, no fue a causa de suero por ingerir dosis letales de alcohol, pero igual gracias. Me corté al girar rápidamente el brazo en la coaster para no caerme pues el chofer arrancó rápidamente y yo estaba parado, y con una mano ocupada, así que, la que tenía libre, la eché en forma paralela al pasamanos y la fricción hizo que se cortara mi brazo. Curaciones dolorosas, parches insoportables, ardores eventuales y hasta una obligada y dolorosa vacuna contra el tétano fueron parte de mi semana.

Ahora sí, no pienso volver al Centro Médico... hasta nuevo aviso.

Oh sí, al parecer tengo una infección respiratoria, así que...

sábado, 7 de noviembre de 2009

Nada nos puede parar

"Pasan las horas, hablan de desamor, de algunas malas historias y de revolución. El dinero es ahora menos, Watdajel ya está cerrando, acábate la chela que recién va a comenzar. Brindando con fuerza para seguir: No, nada, no, NADA NOS PUEDE PARAR!! No tengo problemas si en mis amigos puedo confiar. En algún parque ya son más de las 6. He chupado antes en este lugar creo. Esconde el trago que ahí viene la ley, si intenta llevarse el ron no la va contar. Cada fin de semana la historia se repite, borrachos hasta que uno o dos vomiten. Buenos amigos he podido encontrar, en las buenas y en las malas, ebrios en el mundo real".


Tengo una extraña predilección por los días largos, por aquellos días en los que puedo ver venir a varios de mis amigos, estar con ellos un rato, y verlos partir sabiendo que véndrán más y que habré conversado con ellos, y que les habré contado (y que me habrán contado) todo lo que me pasó (y lo que les pasó) en el tiempo que llevamos sin vernos.

Viernes 17 de octubre de 2008.

Lucho esperaba la respuesta a la carta que definiría su estadía en la universidad. Hora del almuerzo: nerviosismo con un poco de tensión, ración doble para él. Nadie sabía lo que pasaría. Todos sabíamos lo que queríamos que pase,y de no ser así, todos sabíamos lo que pasaría: nos embriagaríamos a morir.

La hora había llegado. "Espérenme acá". Seguramente fueron los 10 minutos más largos de su vida. El tiempo pasaba y nuestros corazones latían rápidamente. No pude evitar asomarme y verlo salir de la oficina del "men". "Puuuta, sale con cara de webo".

Lucho salía prendiendo un cigarro y sonriéndonos. Todos saltamos a él para felicitarlo. Recuerdo muchos abrazos, saludos, manoseos, extremidades y mentadas de madre de por medio.


-"Saca la tijera".
-"¿Para qué?"
-"Vaos a cortarle el pelo al "cachimbo viejo".

Despues de salir conversando en medio de una alegría de chiquillos que ganan una pichanga en su barrio, decidimos comportarnos como jovenes de 20 años... e ir a celebrar con alcohol, MUCHO ALCOHOL!!


Oso, Mario, Luchito y yo fuimos a Tambos a tomar unas cervezas al promediar las 4pm. Nada te hace más feliz que ver a un borracho feliz. Nada como ver a un borracho secar un vaso con una sonrisa en la cara.



El tiempo pasaba, las botellas estaban vacías y nuestra motricidad aletargada, pero aún era muy pronto como para terminar la celebración. Sin darnos cuenta, la noche cayó sobre nosotros y nos vimos envueltos, en medio de la oscuridad, hablando, como siempre, de todo y de nada, de todos y de nadie.



Al mirar hacia la entrada de aquel recinto del alcohol en el cual nos hallábamos, vi a 2 viejos amigos de Letras, de hecho, de T: Kina y Carlangas. Se repartieron los saludos respectivos, se repartió la chela respectiva y de pronto la excusa respectiva: "Chino, mañana es tu cumple y no la hacemos ir, así que hoy invitamos". "Bien carajo", pensé. La única condición era que nos mudáramos al Hueco. "Muchachos, qué esperan, vámonos", dije.

Ya en el Hueco, al promediar las 9pm. estabamos asquerosamente ebrios. Cuando la ebridad parecía cobrar un nuevo significado, llegó al lugar Chupete, quien salía de clases dispuesto a gastar su dinero en la noble causa de dejarnos más ebrios.

¿No es divertido bromear con tus amigos? Sí, lo es. Sobre todo si todos están tan o más ebrios que tú. Eso hicimos, hacía mi, hacia ti, hacia todos y para todos.


¿Quién hablaba? Respuesta facil: La ebriedad. Sin las fotos que acompañan estas palabras, este post no sería nada por un simple motivo: PORQUE NADIE RECUERDA NADA!! Creo que formaríamos parte del grupo de la especulación: "Creo que ... no se si.."



En un punto llegué a ser espectador.. todos eran mis amigos... pero no todos eran amigos. Y poder ver a tus amigos hacerse amigos de tus amigos es gratificante: saber que gente totalmente diferente pueden ser amigos, no por ti como nexo, sino por ti como persona que es capaz de unir gente que tiene pocas cosas en común.

Eran las 12, ya era 18.

-"Feliz cumpleaños huevón".
-"Gracias. Oe, pásame la chela"


Despues de una larga jornada de más de 8 horas, la noche parecía llegar a su fin y la gente comenzaba a despedirse y a secar sus vasos mientras se paraban de la mesa. Era casi la 1am y me veía en el paradero solo... sólo por la noble (en verdad.. cojuda) misión de embarcar a todos antes de irme.

Recuerdo que vi llegar a Lucky.. otro viejo amigo de Letras.. que me vió "en la shit".. y me saludó por ser mi cumple, y me cuidó por ser mi amigo. "Gracias Lucky... Oe huevón.. me siento bien ebrio alucina".








Fade to black








-"Chino, Chino..."
(abro los ojos con todo el pesar del mundo).
-"Feliz cumpleaños"
(escenario: mi cuarto, yo tirado en mi cama, al frente de mi, mi sobrino de 4 años).
-Gracias Joaqui.. anda mira tv y ciérrame la puerta porfa!

domingo, 1 de noviembre de 2009

4

Mi cumpleaños fue el domingo 18 de octubre. Lo estuve celebrando desde mitad de semana y las celebraciones terminaron el lunes 19 cuando mi hígado parecía pedir vacaciones indefinidas. "Si mi hígado hablara, ya estaría mudo", pensé. Esta suerte de fiesta patronal se debió a que no todos pudieron ir a verme el día previsto, por lo que los días previos y/o posteriores fueron para ellos.

Ayer, 31 de octubre, fue cumpleaños de mi papá. Tres amigos de infancia a los cuales no veía desde hace casi dos meses, encontraron el momento oportuno para venir a saludarme por mi cumpleaños. De hecho, ¿quién no lo haría teniendo tanta comida y cerveza gratis cortesía de la celebración de mi querido viejo?

Dos de ellos -Muela y Betto- llegaron a las 9pm. Recuerdo que al abrirles la puerta, Muela me dijo "¿Oe, te saludo por tu cumple o ya por las huevas es?" Y yo, dirigiendome a Betto "Oe, te dije que no lo traigas". El tercero, Chicharra, llegó a las 10 con su "Oh fuckin yeah!!".

Hacía mucho tiempo que no tenía un momento así, los 4, en círculo, alejados de los "tíos", hablando de cada uno, del otro, de nosotros y de las cosas que nos han pasado, o de las que queremos que nos pasen. Se sintió bien recordar nuestra adolescencia, los plages en el cole, las veces que nos burlábamos de la chica que le gustaba al otro y sobre todo de las bromas que nos hacíamos entre nosotros... o a los demás.

Nunca me cansaré de contar esta anécdota: En 5to yo me sentaba con Muela y sabíamos que Cheo siempre llevaba pan con algo (queso, hotdog, pollo, etc). Con el pasar de los días nos dimos cuenta que lo comía 9:30 aprox., por lo que un día me adelanté a él y conversándole para distraerlo, saqué de su mochila el pan que compartiría con Muela. "Hoy toca pan con queso". Comí mi mitad y le di la otra mitad a Muela.

Al parecer, Cheo sospechó porque buscó en su mochila antes de lo planeado, obviamente, no había pan. Yo negué toda culpa. Muela recién comía su mitad, y para su mala suerte, Cheo se dirigía a él: "Oe huevón, ¿mi pan?". Muela, siempre tan astuto en sus respuestas para este tipo de cosas, respondió con un "No se, yo también he traído pan con queso".

Las rondas de cerveza hacian efecto y nuestró músico interior despertó y sin darme cuenta, ya tenía mi guitarra entre manos. Para no perturbar a los asistentes con nuestra "bulla" salimos a la calle. Chela en mano, cantaba los covers que Betto tocaba. Chicharra hacía segunda voz y Muela pues... aún seguimos tratando de averiguar su función en el grupo. Lo mejor llegó con las canciones que algún día escribí y que tiempo atrás toqué con ellos como banda. Ya nadie recordaba las notas ni la letra de Soledad o Utopía.



No importaba, eramos 4 amigos que, después de mucho tiempo, se juntaban a tomar unas cervezas, a cantar un par de canciones, a hablar de todo y de nada, pero sobre todo, eramos 4 amigos que estábamos, uno frente al otro, para recordarnos que la amistad siempre estará en nosotros, sobrios, ebrios, cerca, lejos, y que, indudablemente la sensación de encontrarse de nuevo es mejor que la sensación de decirnos "Ya nos vemos". EramoS 4, como siempre... y para siempre... E54.

jueves, 1 de octubre de 2009

Comienza el día



Hoy tuve que ir a Miraflores a imprimir unas fotos para presentarlas hoy mismo en la tarde. El día comenzó mal, me quedé dormido, y por ende, llegué tarde. Mientras más temprano llegara mejor, pero llegué una hora después de lo planeado. Consecuencia: la impresión estaría lista a la hora en la que tenía que presentar el trabajo.

Pensé "bueno, ya me cagué". Empecé a caminar mientras pensaba qué decirle a mi profe. Se me antojó una empandada. La seño que las vende en la 6 de Benavides no estaba. Eran las 11am y el día me seguía tratando mal. El hambre aún seguía asi que compré unas papitas de kiosko y empecé a caminar hasta el Parque Kennedy mientras comía.

Justo cuando terminaba de comer, pasaba un carro vacío. Sin pensarlo subí y me senté al lado del chofer. Prendí mi mp3, quise ponerme el cinturón de seguridad pero el seguro estaba roto... de hecho... no había seguro. El cinturón no me importó, seguí escuchando música mientras la Arequipa pasaba rapidamente frente a mi.

Parecía que el chofer hacía su última "vuelta" porque ibamos tan rápido que yo apenas podía respirar con la ventana abierta. Por un momento incluso pensé: "Si chocamos soy el primero que se caga porque ni cinturón tengo"

Para mi mala suerte (o la del condcutor) nos detuvo un policia. Al recordar que mi cinturón estaba roto rápidamente lo jalé hasta el tope y lo cubrí con mi brazo (no para ayudar, sino para llegar lo más rápido posible), de tal manera que parecía que estaba (bien) puesto. Todo en orden: avance.

Cuadrás más adelante el cobrador hace lo suyo y "Pasaje adelante". Cuando iba a pagarle oigo decir al chofer "No le cobres al chibolo, se hizo una con el tombo" Lo miré y asenté. Qué raro -pensé- chofer buena gente.

Viniendo de 28, y al momento de girar para Brasil, se disponía a cruzar la pista una señora con su bebé en brazos. El chofer detuvo de inmediato el carro. "Pase, seño", mientras mi cara estaba a 3 cm del parabrisas por la frenada tan brusca. Por un momento pensé "¿Qué mierda pasa? ¿Maneja como si quisiese morir pero cuando alguien necesita un gesto de cortesía no duda en dárselo?

Cuando mi asombro no podía estar más al límite, observo a mi derecha a un hombre invidente caminando por la vereda temeroso por el bullicio de los autos, buses y gente apurada cruzando las calles y solo acompañado por un viejo bastón de madera.

"Oe, anda ayuda al tío", oí que decía el chofer al cobrador". El cobrador, no mucho mayor que yo fue a cumplir la orden. El chofer por la ventana dirigía la operación: "Déjalo en el paradero ps, ´ta madre, ´ta que tu eres huevón ¿no? Dile a dónde va y embárcalo".

Esa mezcla de agresividad y gentileza no podían ser ciertas. Pero, de hecho, lo eran. No podía ser cierto que aquel sujeto detuviese el tráfico solo para ayudar a una una mujer y a un bebé que no eran suyos, a un invidente que no conocía, y que posiblemente, no iba a volver a ver jamás.

Todo me parecía tan irreal. Nunca me había pasado nada igual. Me quedé pensando en que, tal vez, después de todo, la gente no es como la gente cree, que nunca terminamos de conocer a las personas, y que, en muchos casos, a las que ya conocemos, no las conocemos tan bien como creemos.

Me bajé del carro pensando en qué pensar sobre lo que había visto, sobre ese chofer tan increiblemente irresponsable para conducir, pero tan increiblemente atento y preocupado por los demás. Mientras pensaba eso escucho un "Cruza rápido chibolo de mierda!!" Sonreí. Todo había vuelto a ser como siempre.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Recuerdo que...

Recuerdo que mi mamá me bañaba todos los días al promediar las 7 de la noche en el baño de su habitación. Recuerdo con nostalgia el agua caliente de esas duchas. Me encantaba sentir el vapor del agua viajando en el aire, es algo que nunca olvidaré. Tenía un bote marrón de plástico que me gustaba llevar conmigo al momento de cada ducha. Nunca me bañaba sin él. Y según recuerdo, aún lo conservo dentro de todas las cosas que llamamos “recuerdos de la niñez”. Me bañaba con shampoo Johnson, y una vez terminada la ducha, me ponía el perfume de la misma marca. En un momento llegué a pensar que Johnson era la única marca de shampoo y perfume. Por otro lado, algo que nunca olvidaré es que cada vez que cumplía años, se cocinaba en casa lo que yo quería, y siempre era milanesa, así que cada vez que era conciente de que crecía había un plato de milanesa servido en la mesa, por lo que es inevitable imaginar un cumpleaños sin esa comida. Aún hoy, recuerdo mi infancia, mis baños en agua caliente y el viejo bote marrón.

¿Madurar? No, gracias

Tuve mi primera enamorada a los 12, ella también tenía 12 y también era su primer enamorado, supongo que la relación debió ser buena pues duró un año y tres semanas. Sí, yo tampoco podía creerlo. Aprendí a ser atento, cariñoso, detallista y preocupado, todo lo que nunca pensé que podría ser; de hecho, me volví cursi. Con el paso del tiempo comprendí que era muy joven para llevar una relación tan larga. Ella ahora es una de mis mejores amigas, sin embargo, tenerla como enamorada fue una de mis peores decisiones. No odié la relación, odié haberla tenido tan pronto. Tenía 12 años y ya sentía el peso de ser adulto. Ella era buena enamorada, igualmente atenta, cariñosa, detallista y preocupada pero no podía seguir en una relación tan madura para mi inmadurez. No lo niego, fue un buen regalo para el futuro, pero no de los que deben recibirse a tan temprana edad. Ahora, ya con 20 años, puedo decir que ya maduré, o que al menos ya asumí el hecho de que en algún momento de nuestras vidas, la gran mayoría de nosotros perderá esa libertad que alguna vez tanto apreciamos y seremos cursis.

sábado, 29 de agosto de 2009

BIENVENIDO VANDALISMO

08/08/08

El día no deparaba mucha emoción. Solo en casa, tocando en mi habitación algunas canciones recibo una llamada. Potter quería que lo acompañe a hacerse un examen médico para sacar brevete. Nunca se hizo el examen, llegamos tarde al Touring. Fuimos a buscar a Oso y salieron unas chelas. Lugar y hora: La tienda. 0600 horas

Después de algunas rondas de cerveza y de fumar algunos cigarros, recordé que debíamos dinero a “tía de la tienda”. Decidimos “sacar la vuelta” antes de que ella también lo recordase y decidiese cobrarnos, o algo peor ¡¡quedarse con nuestras chelas!!

Al promediar las 7:30pm, salimos los 3 juntos sin saber qué hacer o a dónde ir, diviso a la distancia una polera azul, un tanto rosquete. Tenía que ser Chupete, no puede haber en Lima otra persona con una polera igual. “Vamos a mesitas” dijo alguien.

En mesitas nos esperaban más “cheliñas”. Entre tragos y bromas, suena el celular de Oso. El contesta… Habla… Fin de la llamada… Todos ¿Qué pasó?... “Mario baja".

Mario llegó plan de 8:30, y se unió al grupo despues de comprar más chelas, pero como todo lo bueno en esta vida, llegó el final. Las miradas mutuas de ansiedad y desesperación acabaron cuando Potter dijo “Vamos a Wong”.

Cuando decidí oponer resistencia ya tenía entre mis manos un ron y una Pepsi de 3 litros. “Ron no paso”. “Está cagao”. “Va a subir” … “Ya apúrate mierda que me toca”. De pronto suena mi celular… Contesto... Hablo... “Lucho viene en 5 minutos”

Lo vi venir, “ahí está ese hijo de puta”. Oso más efusivo que de costumbre “Luchiiiiiito huevooooon”. Lucho llegó pasada las 9 de la noche y solo estaba “de pasada” pues tenía un concierto en el centro de Lima. Era inconcebible que se fuera sobrio, por lo que no faltó el tan famoso: ¡Seco, seco, seco!

El tiempo pasó en medio de sermones mutuos, desahuevadas directas, insultos a terceros y ánimos a primeros. Fue así que, aunque la tarea parecía imposible y la botella inacabable, el ron llegaba a su fin después de casi una hora de batalla. Mario había partido bajo las tenues luces y la densa neblina pues tenía una reu cerca. Mi alegría por el término del rock´n´ron murió cuando Potter pronunció su ya famoso “Vamos a Wong”. Una plancha de 12 latas de cerveza.

Sentí que le faltaba algo de “novela” a la noche, por lo que me llevé a 2 de mis borrachos al baño, dejando así a los 2 restantes para que conversen algunos temas personales que estaban pendientes desde hace algunos meses. Una vez que habían tenido el tiempo suficiente para sacarse la mierda… en secos y volteados, decidimos volver y unirnos.

Todo estaba tranquilo, nada roto y ninguno sangraba. No habían tenido el tiempo suficiente. Las latas, no duraron mucho, así que era hora de ir pensando en un plan de contingencia. Nuestra mirada se centró en el Chifa Costasur.

Recuerdo poco el trayecto. Antes de pedir la carta, fuimos desfilando uno por uno hacia el baño. En algún momento recuerdo haberme cruzado ahí con Oso y Potter. La vida no es fácil, las cosas no salen como uno quisiera, la gente no es como uno espera que sea. Las lágrimas empiezan a caer, los abrazos empiezan a fluir, las palabras de los amigos valen más que las de alguien que sólo ves 2 o 3 horas al día.

Salimos, Chupete y Lucho se hallaban algo “emotivos”. ¿Por qué? Tal vez no deba revelarlo, pero las lágrimas en sus ojos me hicieron saber que por fin habían arreglado ese asunto pendiente.

El momento lacrimoso de la noche había llegado a su fin. Ya en la mesa, mirando el menú, recuerdo haber dicho “no tengo hambre”, pero la verdad es que la fuente que costó casi 60 soles estaba vacía al cabo de unos minutos, dejando solo algunos wantanes y el jugo de tamarindo. Todos satisfechos. Todos hechos mierda por mezclar chela, ron, chela de nuevo y chifa.

Hicimos una pequeña sobremesa para “bajarla”, de pronto escuchamos en el segundo piso del local un karaoke. Al no poder estar en pie, decidimos cantar sobre nuestros asientos, uno frente a otro, haciendo un gran escándalo que posiblemente despertó a todo San Miguel y distritos colindantes.

Ya estábamos mejor, dispuestos a ir al segundo piso y pasarla bien. Sin embargo, los chinos de mierda nos prohibieron el pase por escandalosos (yo creo que por borrachos) y no solo eso, ya que nuestra osadía hizo que nos echen del chifa. Si no amenacé con llamar a Migraciones es porque ya estaba en una galaxia, muy, muy lejana, y porque nos dieron “para llevar” los wantanes y tamarindo que quedaban.

Lucho, Chupete y yo nos pusimos a conversar en la vereda mientras esperábamos a Oso y Potter. Gracias a Potter, salieron con dos botellas de vino, “las más dulces”, dijo Oso. Volvimos a mesitas. Esta vez era para “irnos –oficialmente- a la mierda”.

¿Vino + Wantan? No recomendable. Después de muchos intentos, finiquitamos todo lo que teníamos entre las manos. Por otro lado, los “guachimanes” del Shopping creaban un cántico coral con sus silbatos. Nuestro estado era deplorable. No caminábamos bien. No vocalizábamos correctamente. Entendíamos las bromas del otro cuando un tercero ya había hecho otra broma.

Al ver venir a un “guachimán” hacia nosotros, me vi hacer lo mismo en un afán de desafiarlo, pero al ver que cogía su macana dije “Mejor aquí corrió, que aquí murió… y peor si es por borracho”.

Salimos de Plaza e iniciamos la caminata hasta La Marina con Universitaria para embarcar a Oso. En medio de Universitaria, “no sé por qué” (esa estúpida excusa está de moda, así que, veamos qué tan eficiente es) intentamos sacar del suelo el cartel de “estacionamiento de bicicletas”. Fallamos.

Al ver nuestro intento frustrado, decidimos cruzar la pista. Al hacerlo, vimos algo. Lucho y yo, en una borrachera casi sincronizada dijimos “El kiosko, huevón”. Quisimos… no se ni qué quisimos hacer pero también fallamos.Por algún motivo que no logro recordar, Oso no se fue para La Marina, por el contrario, empezó a caminar con nosotros hacia Bolívar.

“Esto no puedo quedar así”, pensé. Mientras caminábamos hacia nuestro destino final, mi hombro se topó con un teléfono público de Telefónica. La caminata seguía y yo intentaba entablar una conversación poniéndome al oído el auricular que acaba de adquirir. Las bromas iban y venían, así como también venía otro teléfono público, esta vez, era Telmex, esta vez, era turno de Lucho.

Lucho hizo uso de su descomunal fuerza, pero no logró su cometido. Al ver lo sucedido dije “Lucho, toma”, de pronto por los aires giraba “mi” teléfono público con cordón incluido. Lucho supo recibirlo. Lucho supo darle uso. Lucho supo destrozar en mil pedazos el vidrio que creaba la cabina telefónica.

En ese momento supe que los 5 podíamos haber participado en las Olimpiadas de Beijing sin dificultad. Recorrimos fácilmente 500 metros en apenas unos pocos segundos. Oso, al no poder seguir en su estado, decidió decirnos adiós y regresar a La Marina. Ahora solo éramos 4, mal augurio de que la noche estaba por llegar a su fin.

Poco después de ese acto, mientras caminábamos un poco más calmados, el desbande parecía llegar a su fin. No podía estar más equivocado. Éramos 4, pero atacábamos en parejas. Chupete y Potter hacían lo propio golpeando cuanto anuncio publicitario obstaculizara su camino. Ace de La Mar nos recibia con una inmensa pila de ladrillos de todo tipo. Poco se sobre ello así que baste decir que nunca en mi vida había visto tanto naranja junto.

“¿Habla Chupete?” oí decir. Empezaron a coger ladrillos y a dejarlos caer contra el pavimento. Lucho y yo, algo más revoltosos, optamos por hacer parecer lo ocurrido como una protesta en la panamericana. La pista se vio obstruida por algunos de ellos. ¡Cómo pesaban esos ladrillos de mierda!

Potter, “por si acaso”, decidió coger uno, y guardarlo en su mochila, pero como repito, fue solo “por si acaso”. Caminábamos y sentíamos susurros al oído que no eran otra cosa que los silbatos de los “guachimanes". “A correr muchachos”. Potter corría gritando “Es una cagada correr con un ladrillo en la mochila”. Supongo que debe ser cierto.

Un poco más allá, habían unas paredes blancas con carteles publicitarios de películas con alumbrado. “Lucho, pásame el teléfono”. Como quien usa una “matachola”, dirigí mi fuerza y abalancé mi adrenalina sobre los fluorescentes encima de 2 carteles. Lo siento Wall-e, pero recordé a una amiga y tuve que hacerlo. Lo siento… pero no recuerdo cuál era la otra película que publicitaban.

El paradero estaba muy cerca, la despedida era inminente y la resaca era segura. Lucho y Chupete cruzaron la pista para dirigirse a La Marina y Bolívar, respectivamente, pero ¿No veníamos de ahí? En fin, después de varios intentos de querer tomar taxi con 3 soles en el bolsillo, deciden caminar hacia La Marina para emprender el viaje de vuelta a casa. De nuevo, ¿no veníamos de ahí? ¡¡Par de huevones!!

Potter y yo nos quedamos esperando carro, yo tomé una combi que me aseguraba llegar vivo a mi casa, o al menos, hasta el paradero. El, por otro lado, tomó un taxi hacia la suya. El taxista tenía pinta de pocos amigos y de cacha-cabros, por lo que Potter temió por su vida y optó por tener listo el ladrillo que guardaba en la mochila.

Oso llegó a su casa antes de las 2am, Lucho y yo a las 2:30am. Chupete a las 4am. Y Potter… pues no sabemos nada de él desde aquél día de vandalismo. Esperamos que esté bien… “Bueno muchachos”, gracias a los 4 por ese día. Yo, desde ya, les prometo otro igual a la brevedad posible.

Chicas, las quiero un culo, pero ¿saben por qué los “quiero un culo”? Porque no solo son buenos amigos, son mis mejores amigos.

Los mentirosos no eligen un día para dejar de mentir. Los buenos amigos no eligen un día para dejar de serlo. Y si lo hicieron, simplemente nunca fueron “buenos amigos”. Y se que ustedes lo son.

Ah, y por cierto, todos estamos castigados hasta nuevo aviso. Fin de la historia.