sábado, 17 de abril de 2010

Lo que nunca podrás dejar atrás

Y es que veces, resulta imposible ver viejas fotografías y no hacer el juego mental de recrear lo que pasó antes, durante y después de ellas. Después, casi por defecto, aflorarán más y más imagenes relacionadas al suceso, esbozando en ti una leve sonrisa o, en algunos casos, una efímera molestia que terminará convirtiéndose en una leve sonrisa pues lo que en ese momento pareció tan trascendental, puede que hoy ya no lo sea.

Antes las cosas eran más sencillas, ¿no lo crees? Es cierto, la máxima preocupación que tenías era el no jalar un exámen bi(tri)mestral. Vivias una vida rutinaria casi perfecta. ¿A quién no le gustaba llegar todos los días por la mañana, sentarse con la misma persona 8 horas a escuchar clase, conversar en voz baja y de vez en cuando reirte a carcajadas con alguna ocurrencia en la situación menos esperada.

-Alumno, usted está copiando?
-Na profe, tranqui, estoy corroborando respuestas nomás.

Puedes haber terminado el colegio hace algunos meses, o puedes tener 80 años, pero lo que siempre tendrás presente son "esos momentos", estos momentos:Los primeros pasos con el alcohol y el cigarro que diste con tus mejores amigos en los parques, en casas, en calles, incluso, si fuiste un palomilla sin remedio, dentro del mismo colegio. Las llamadas de atención de los "viejos" al enterarse que un mocoso que ni siquiera sabía limpiarse bien el trasero se había emborrachado el fin de semana en una fiesta en la que todos bailaban siguiendo una coreografía establecida por los grupos de moda.

Cuando ibas a las reuniones de padres de familia sólo para encontrarte con tus amigos y perder el tiempo las 2 horas que duraban dichas reuniones, acto seguido ser gritoneado o castigado pues esa reunión fue para entregar libretas y entender que no plagiaste bien.

Es un hecho seguro, todos queríamos salir del colegio, dejar de usar uniforme, cumplir los 18 y empezar a vvir como en las novelas. pero, admitámoslo, también es un hecho seguro que muchas veces hemos deseado, con toda el alma, volver a usar ese uniforme que, sin roche alguno, aún conservamos todo empolvado en algún rincón de nuestras casas. Carajo, cómo extrañas copiar todo lo que decía el libro y luego comprar un par de láminas que adornen o minimicen tanta letra para luego ver tv por la tarde y descansar o salir con tus amigos por la noche.

¿Y qué me dices de la verbena? Sí, quién no las extraña. ¿Quién no extraña sentir la cuasi presión de ser adulto al tener que estudiar por las mañanas y ensayar por las noches para ganar un concurso que, visto desde hoy, resulta no ser muy importante, pero que en su momento, te hacía dar todo de ti.

Cómo olvidar que te quitaban puntos por llegar tarde, pero que no te los subían por llegar temprano, Cómo olvidar que comunicaban a tu familia que hiciste algo malo, pero que no lo hacían cuando sacabas un 20 (obtenido de un buen plagio, pero un 20 es un 20).

Parece toda una vida el tiempo que llevas fuera del colegio, el tiempo que llevas sin lustrar tus zapatos, sin poner y quitar cuadernos de tu mochila dependiendo de qué cursos te tocaran. Parece toda una vida el tiempo que llevas sin hacer chacota en los recreos y comprar un par de galletas con una Chiki para aguantar hasta la salida. Ahora, hay que aprender reglas que nadie te ensañará, hay que lidiar con un mundo del que muchas veces puedes no sentirte parte. ¿Querías ser adulto? Toma!

Cuando crees que tu vida está cambiando, estás en un grave error. ha cambiado mucho tiempo antes y no te has dado cuenta. Nuestras vidas cambiaron en el momento en el que salimos al mundo a vivir a en él. Sin embargo, eso no quita el hecho que, tanto a ti como a mi, nos guste ver de vez en cuando una que otra foto con aquellas personas que, en gran parte, son los culpables de lo que somos hoy.

Y es que todo esto es lo que nunca podrás dejar atrás.

sábado, 3 de abril de 2010

Qué cursi

Está bien, lo admito, no he dejado de leer, una y otra vez, casi hasta el hartazgo, todo aquello que me recuerde a ti, cada detalle hecho a mano, cada mensaje, cada mail, cada frase cursi en mis cuadernos, analizando cada palabra, como si al momento de escribirlas, tú hubieses hecho lo mismo. Sí, claro.

¿Sabes qué es lo peor? Que no hago diferencia entre los buenos o malos recuerdos. Para mi, todos son especiales porque estás tú en ellos. ¿Qué tonto no? Sí, lo sé, a veces esto de enamorarse nos pone un poco cursis, o como decimos a veces mientras peleamos, nos vuelve idiotas.