Mírate, ahí, cansado, acabado, con ganas de nada, abatido por ese monstruo llamado Lunes, esperando con resignación el Martes, y viendo con esperanza el Viernes. Y cuando todo está por terminar y la luna parece haber llegando a su máxima expresión, olvidas la migraña, el mal humor, y piensas en lo mucho que te gustaría dormir con ella, mientras la abrazas y respiras de su cabello.
Y mientras la piensas, coges tu vieja guitarra acústica, con sus aún más viejas cuerdas de metal, que alimentan su síndrome electroacústico… y con un Do mayor intentas recordar alguna canción que grite en silencio lo que sientes...
I´m sorry that it took so long to write this song
but I gave up
You see, one million words can't describe how it feelsto know your love…
Pero algo anda mal, y entiendes que esos versos no son para ti, porque no son tuyos… Entiendes que lo que mejor refleja lo que sientes sí son las canciones, pero esas que tú mismo escribes y cuyos versos vomitas buscando la tan esquiva introspección.
Con algo de timidez cambias el orden de las notas y sacas de un cajón un pedazo de papel y un lápiz mal tarjado que empieza a dibujar, letra a letra, verso a verso, eso que cada día le dices de mil formas, intentando encontrar una forma más:
Lamento que me haya tomado tanto tiempo escribir esta canción…
Pero quería tener las palabras exactas.
Y verás, tengo tantas cosas que decirte, que todas mis palabras nunca bastarían
Pero al menos puedo intentar buscar las adecuadas.
Y es que contigo quiero todo y para siempre
Bien y no tan bien, para siempre.
Prometo una sonrisa en tus manos al cruzarse con las mías.
Prometo atardecer tus días con mi hombro como almohada
Y despedir mis noches con tu voz.
Y es que contigo quiero todo y para siempre
Bien y no tan bien, para siempre.
Prometo recibir mis mañanas con tu sonrisa
Y vivir mis días enamorado de tu amor.
Y yo, por ahora, solo quiero que me prometas un mañana
Porque sin un mañana, no podría prometerte nada.
Y es que contigo quiero todo y para siempre
Bien y no tan bien, para siempre.
Y escribes rápidamente para no olvidar ningún verso, ninguna palabra, ninguna tilde ni ninguna intención, porque cuando se trata de ella –y para ella-, todo es importante y todo debe ser perfecto, pero sobre todo, buscas en tus versos la perfección que tú no tienes y que probablemente nunca alcanzarás.
lunes, 3 de octubre de 2011
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