domingo, 14 de noviembre de 2010

Bang !

Llevo 6 años haciendo este trabajo. Debo admitirlo, al principio no fue facil. La sangre, el temor, la culpa, la habilidad misma que requiere mi profesión fueron un problema al inicio.

Con el tiempo todo fue mejorando. La sangre dejó de ser un problema, a menos, claro está, que salpicara hacia las ropas que he comprado con el dinero ganado desempeñando con habilidad mi labor. El temor se volvió rutina y la culpa simplemente un gaje más del oficio.

No me puedo quejar, la tarea es sencilla y la paga más que buena. tengo una buena vida y sí, es probable que más de una vez el remordimiento haya puesto lugar en mi corazón. Pero, tener corazón, en este trabajo, es ser un fracasado.

En mi haber llevo más muertes de las que me gustaría aceptar, o en todo caso, más de las que me gustaría recordar. Con apenas 23 años he visto lo mejor y lo peor de esta ciudad, lo mejor y lo peor de cada persona a la que se me ha encargado quitarle la vida. Pero sobre todo, he visto lo mejor y lo peor de mi.

Cuando pensaba que ningún nuevo trabajo podría atentar contra mi profesionalismo, llegó a mis manos la información de mi próximo cliente. Era nada más y nada menos que aquella chica, ahora ya mujer, que me había, no solo destrozado el corazón, sino humillado y casi incitado al suicidio por la infinidad de decepciones y lágrimas derramadas en mi adolescencia. Esta chamba la hago gratis, y hasta pagaría por hacerla yo y no dejar que nadie más la haga - pensé.

Después de unos días de seguimiento, tengo un registro detallado de tu rutina. Sé a qué hora te despiertas, sé cuánto tiempo tardas en ducharte y cuánto tiempo en llegar al trabajo. Sé también cuánto tiempo estas ahí y cuánto tiempo demoras en tomar el bus de regreso a casa. Es ahí donde se producirá nuestro tan ansiado encuentro, y donde por fin, podré mirarte a los ojos y mostrarte en qué me he convertido. No sería justo decirte esto, pero igual me gustaría hacerlo: "Hoy, soy lo que soy por ti, porque todo lo bueno que pude haber sido y hecho se fue a la mierda por ti".

Llegado el día, siento una extraña sensación en el pecho, de esos nudos que no nos dejan respirar y que apenas nos permiten tragar la saliba. Aquella sensación que no sentía desde mi primer encargo, pero no me pagan por sentirme culpable, sino por solucionar problemas, y en este caso, ella era el problema.

- Melissa, a los años.
- Miguel - articulaba con aparente sorpresa. ¿Qué ha sido de tu vida?
- Aquí pues, pasándola.
Cuando me disponía a sacar la pistola con silenciador y terminar con su vida, algo me impidió hacerlo. No se si la nostalgia, no se si aún sentía algo por ella, o si simplemente no era capaz de matar lo único que quedaba vivo de mi pasado.

- Oye, me tengo que ir, ahí está mi carro. Cuidate, qué gusto verte de nuevo, en serio - me dijo con una tierna sonrisa mientras estiraba su brazo para detener el bus que la llevaría a su casa.
- Melissa - le dije con voz fuerte para llamar su mirada hacia mi.

BANG !

Lo siento, pero si no lo hubiese hecho yo, alguien más hubiese venido a realizar la tarea en mi lugar y no podría vivir en un mundo en el que tú ya no estás.

Su cuerpo caía sobre el pavimento, mientras el bus, en medio de la noche, seguía su camino sin percartarse de lo que ocurría en el paradero donde Melissa y yo nos encontrábamos.

Lo siento, como ya dije, no podría vivir en un mundo en el que tú ya no estás.

BANG !


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