Eran las 3pm del 25/12/07 y no podía estar más aburrido en casa. Esperaba con ansias que alguien llamara para hacer planes. Cuando ya estaba a punto de pegarme un tiro llama Chicharra. “Oe vaos a tocar”. Así haya sido para discutir un texto de filosofía yo hubiese atracado al instante con tal de salir. “Ok, nos vemos las 5:30 en la sala”.
Segundos después vuelve a sonar el celular. “Oe Chino, soy Xixo, estoy en la jato de Edú, vente pa hacer algo”. Le conté de los planes que había hecho 30 segundos antes que me llamara. Pero era Navidad, momento de unión y paz. “Vayan a la sala y la armamos mientras tocamos”. El aceptó. Yo, por mi parte, me encargué también de invitar a mis borrachos preferidos, de los cuales solo pudieron asistir Oso y Lucho
Sala de Ensayo Decibel, Pueblo Libre, 5pm. Antes de entrar, la gente decide implementarse con un par de “berracos” y una cajetilla de puchos. Eso bastó para que el ensayo se convirtiera en una de nuestras ya tan famosas tocadas/chupetas. Ya dentro, Edú me dijo que también bajarían Kalu y Chepe, me pareció bacán. Una navidad Banca vs Erección 54
Éramos 10 personas en una sala de 6x6 m aprox, por lo que había espacio suficiente para poguear, saltar, gritar o simplemente permanecer sentado bajo un amplificador. La hora del ensayo transcurrió en medio de pedidos musicales y jodas comunales.
La gente se peleaba por el trago, todos querían que llegue su turno, obviamente, los músicos también. Temas como Nid, Borracho en el bar, Mal ejemplo, Oportunidad, Viernes, Pérdida de tiempo y Por ti fueron los causantes de que más de uno se empilase a más no poder.
7pm. Fin del ensayo. No había esperanza de comprar más trago. Pero ¿para qué comprar más trago si Kalu guardaba en su bolso un Smirnoff?. La Pepsi salió de inmediato de una tienda muy cercana. Diez personas tomando en círculo en la rotonda de un pequeño parque aledaño. Después de un breve incidente con un sujeto que quiso unirse al grupo sin poner ni mierda, la gente se encontraba navideñamente empilada.
Eran casi las 10 pm y todos teníamos que partir. Pero noté algunas caras inconformes con la cantidad de alcohol ingerido aquella noche así que dije “Vao a mi jato, ahí en el parque la seguimos”. En menos de 1 minuto ya estábamos dentro de un taxi camino a mi casa. Edú había ido a dejar a Kalu a la casa de Chepe en Jesús María pues pasaría la noche ahí, esto lo hizo bajo la promesa de luego ir a mi casa y unirse. Nunca llegó.
Llegué a casa, saqué algunos soles, y a pedido de unos cuantos villancicos, también saqué mi guitarra. “Vamos al parque”. Oso, Lucho, Xixo, Chicharra, Muela, Betto y yo nos sentamos en la vereda a tomar el jonca de chelas que acabábamos de comprar. Recuerdo que Oso repetía como niña “Toca A donde vas?”. Yo tocaba. Xixo decía “Chino, la propia huevón”. Yo tocaba. Seguían pidiendo. Ya no tocaba, mis dedos no coordinaban.
Media noche. Oso nos contaba, a Xixo y a mi, algunos de sus problemas. Recuerdo que Xixo, caminando en zigzag hacia nosotros, repetía con la mirada perdida. “Quién es huevón, tú dime, es el negro no?. Negro conchasumadre, ya se cagó, ya se cagó ese huevón”. Cuando terminó de decir todo eso, Oso y yo ya estábamos en otro lado chupando solos. La gente iba cayendo y serenazgo nos echó del parque. “Ta mare, ni en mi parque puedo chupar carajo”, pensé.
Mientras nos íbamos a un lugar más caleta tomamos lista de borrachos. De pronto oí “Lucho no está”. Santo borracho Batman. Nos repartimos, Oso y Xixo irían para Venezuela, yo, para Colonial. Chicharra y Betto se quedarían cuidando al hasta entonces borracho de la noche: Muela.
Buscando por alguna calle que no logro recordar un guachimán se dirige a mi “¿A quién busca joven?”. Respondo al instante “A mi amigo, esta vestido de plomo. ¿Lo ha visto?”. Casi me da un ataque de risa al oír “Se fue corriendo para Metro. ¿Está bien borracho no?"
Llego hasta el lugar indicado. Paisaje desolado, ni un alma, ni una sombra ni un aire de esperanza. Derrotado vuelvo hasta estar frente a la U.V.3. Estaba decidido a lanzarme hacia ella para seguir con la búsqueda. En verdad, me cagaba de miedo pero es ley universal nunca abandonar a un borracho.
Cuando estaba punto de entrar a la boca del lobo veo que por mi derecha venía un sujeto vestido de plomo apoyándose en las paredes para estar en pie. Corrí a su encuentro. Según me contó. No sabía que había pasado, y que cuando reaccionó se hallaba a puertas de Metro y al entrar en pánico decidió regresar presuroso.
Una vez de vuelta, noté que las cosas habían cambiado en los pocos minutos que duró mi ausencia. Oso mandaba a la mierda a Xixo al ver que éste seguía repitiendo “Dime quién es, huevón”, Chicharra y Betto hablaban incoherencias casi vomitando, mientras Muela desvariaba tirado en el pasto mirando al cielo
Las cosas se calmaron cuando todos vimos que Lucho seguía tomando cerveza con la misma destreza que antes. Hasta hubo un momento en el que recuerdo que él lucía aparentemente muerto en vida, sentado y apoyando la cabeza sobre sus rodillas intentando “vomitrear” (vocablo que proviene de la unión de los verbos vomitar y witrear). Le dije “Lucho, huevón, ¿estas bien?” Me cagó al levantar la mirada y responderme con la mayor tranquilidad del mundo “Sí huevón, qué fue?”.
La cerveza volvió a terminarse, al igual que los cigarros. Nuevamente, fuimos a comprar a la tienda de Ruffi. Fui con Oso, Chicharra y Betto mientras Xixo cuidaba a Muela y a Lucho. Al ver la cantidad de margaros comprados, Betto y Chicharra decidieron abortar la misión y decirnos adiós al promediar las 2 de la mañana.
Oso y yo volvimos con el trago en mano solo para darnos con la sorpresa de que Lucho, nuevamente, había desaparecido. Xixo me dijo “Se fue corriendo para allá, Chinazo”. Era una larga calle y no había ni rastro de él, por lo que sólo nos quedó esperar que llegara ebrio y salvo a su casa.
Muela había entrado en un coma etílico increíble, por lo que me pareció sorprendente que no tuviese espasmos. Oso se percató de que se le habían caído casi 70 soles del bolsillo. Tras una larga búsqueda en el parque, no logramos recuperarlos. Al seguir chupando los 3 sobrevivientes a tan larga jornada navideña, serenazgo hizo lo propio y esta vez sí puso mano dura y nos echó del lugar bajo advertencia de levantarnos.
“Vamos a chupar en la puerta de Ruffi”. Tomando sentados en la vereda de la tienda, noto que a unos pocos pasos había una caseta de guachimán. Estaba vacía. Por una pequeña ventana de dicha caseta logro meter mi brazo y abrirla desde dentro. Xixo sacó un viejo cojín del interior y lo puso en la vereda para preservar su culito de recién nacido.
Oso estaba empecinado en ir a buscar a su enamorada. “Oso, son las 4 huevón, te van a cagar en su jato”. El respondía casi sin pensar “Qué chucha, quiero ir a verla”. Xixo tomaba un margaro de pico, por lo que poco a poco iba alcanzando el estado de Muela. Decidimos acabar con toda la chela restante lo antes posible. Hasta Muela contribuyó con tan difícil tarea.
Al promediar las 4:30, la jornada llegaba a su fin. Yo regresaba, guitarra en mano, a mi casa. Oso partía camino al sol. Y... bueno... Muela y Xixo… se quedaron a dormir… en el interior de la caseta de guachimán que habíamos abierto minutos antes.
La resaca nos duró hasta bajada de reyes.
Segundos después vuelve a sonar el celular. “Oe Chino, soy Xixo, estoy en la jato de Edú, vente pa hacer algo”. Le conté de los planes que había hecho 30 segundos antes que me llamara. Pero era Navidad, momento de unión y paz. “Vayan a la sala y la armamos mientras tocamos”. El aceptó. Yo, por mi parte, me encargué también de invitar a mis borrachos preferidos, de los cuales solo pudieron asistir Oso y Lucho
Sala de Ensayo Decibel, Pueblo Libre, 5pm. Antes de entrar, la gente decide implementarse con un par de “berracos” y una cajetilla de puchos. Eso bastó para que el ensayo se convirtiera en una de nuestras ya tan famosas tocadas/chupetas. Ya dentro, Edú me dijo que también bajarían Kalu y Chepe, me pareció bacán. Una navidad Banca vs Erección 54
Éramos 10 personas en una sala de 6x6 m aprox, por lo que había espacio suficiente para poguear, saltar, gritar o simplemente permanecer sentado bajo un amplificador. La hora del ensayo transcurrió en medio de pedidos musicales y jodas comunales.
La gente se peleaba por el trago, todos querían que llegue su turno, obviamente, los músicos también. Temas como Nid, Borracho en el bar, Mal ejemplo, Oportunidad, Viernes, Pérdida de tiempo y Por ti fueron los causantes de que más de uno se empilase a más no poder.
7pm. Fin del ensayo. No había esperanza de comprar más trago. Pero ¿para qué comprar más trago si Kalu guardaba en su bolso un Smirnoff?. La Pepsi salió de inmediato de una tienda muy cercana. Diez personas tomando en círculo en la rotonda de un pequeño parque aledaño. Después de un breve incidente con un sujeto que quiso unirse al grupo sin poner ni mierda, la gente se encontraba navideñamente empilada.
Eran casi las 10 pm y todos teníamos que partir. Pero noté algunas caras inconformes con la cantidad de alcohol ingerido aquella noche así que dije “Vao a mi jato, ahí en el parque la seguimos”. En menos de 1 minuto ya estábamos dentro de un taxi camino a mi casa. Edú había ido a dejar a Kalu a la casa de Chepe en Jesús María pues pasaría la noche ahí, esto lo hizo bajo la promesa de luego ir a mi casa y unirse. Nunca llegó.
Llegué a casa, saqué algunos soles, y a pedido de unos cuantos villancicos, también saqué mi guitarra. “Vamos al parque”. Oso, Lucho, Xixo, Chicharra, Muela, Betto y yo nos sentamos en la vereda a tomar el jonca de chelas que acabábamos de comprar. Recuerdo que Oso repetía como niña “Toca A donde vas?”. Yo tocaba. Xixo decía “Chino, la propia huevón”. Yo tocaba. Seguían pidiendo. Ya no tocaba, mis dedos no coordinaban.
Media noche. Oso nos contaba, a Xixo y a mi, algunos de sus problemas. Recuerdo que Xixo, caminando en zigzag hacia nosotros, repetía con la mirada perdida. “Quién es huevón, tú dime, es el negro no?. Negro conchasumadre, ya se cagó, ya se cagó ese huevón”. Cuando terminó de decir todo eso, Oso y yo ya estábamos en otro lado chupando solos. La gente iba cayendo y serenazgo nos echó del parque. “Ta mare, ni en mi parque puedo chupar carajo”, pensé.
Mientras nos íbamos a un lugar más caleta tomamos lista de borrachos. De pronto oí “Lucho no está”. Santo borracho Batman. Nos repartimos, Oso y Xixo irían para Venezuela, yo, para Colonial. Chicharra y Betto se quedarían cuidando al hasta entonces borracho de la noche: Muela.
Buscando por alguna calle que no logro recordar un guachimán se dirige a mi “¿A quién busca joven?”. Respondo al instante “A mi amigo, esta vestido de plomo. ¿Lo ha visto?”. Casi me da un ataque de risa al oír “Se fue corriendo para Metro. ¿Está bien borracho no?"
Llego hasta el lugar indicado. Paisaje desolado, ni un alma, ni una sombra ni un aire de esperanza. Derrotado vuelvo hasta estar frente a la U.V.3. Estaba decidido a lanzarme hacia ella para seguir con la búsqueda. En verdad, me cagaba de miedo pero es ley universal nunca abandonar a un borracho.
Cuando estaba punto de entrar a la boca del lobo veo que por mi derecha venía un sujeto vestido de plomo apoyándose en las paredes para estar en pie. Corrí a su encuentro. Según me contó. No sabía que había pasado, y que cuando reaccionó se hallaba a puertas de Metro y al entrar en pánico decidió regresar presuroso.
Una vez de vuelta, noté que las cosas habían cambiado en los pocos minutos que duró mi ausencia. Oso mandaba a la mierda a Xixo al ver que éste seguía repitiendo “Dime quién es, huevón”, Chicharra y Betto hablaban incoherencias casi vomitando, mientras Muela desvariaba tirado en el pasto mirando al cielo
Las cosas se calmaron cuando todos vimos que Lucho seguía tomando cerveza con la misma destreza que antes. Hasta hubo un momento en el que recuerdo que él lucía aparentemente muerto en vida, sentado y apoyando la cabeza sobre sus rodillas intentando “vomitrear” (vocablo que proviene de la unión de los verbos vomitar y witrear). Le dije “Lucho, huevón, ¿estas bien?” Me cagó al levantar la mirada y responderme con la mayor tranquilidad del mundo “Sí huevón, qué fue?”.
La cerveza volvió a terminarse, al igual que los cigarros. Nuevamente, fuimos a comprar a la tienda de Ruffi. Fui con Oso, Chicharra y Betto mientras Xixo cuidaba a Muela y a Lucho. Al ver la cantidad de margaros comprados, Betto y Chicharra decidieron abortar la misión y decirnos adiós al promediar las 2 de la mañana.
Oso y yo volvimos con el trago en mano solo para darnos con la sorpresa de que Lucho, nuevamente, había desaparecido. Xixo me dijo “Se fue corriendo para allá, Chinazo”. Era una larga calle y no había ni rastro de él, por lo que sólo nos quedó esperar que llegara ebrio y salvo a su casa.
Muela había entrado en un coma etílico increíble, por lo que me pareció sorprendente que no tuviese espasmos. Oso se percató de que se le habían caído casi 70 soles del bolsillo. Tras una larga búsqueda en el parque, no logramos recuperarlos. Al seguir chupando los 3 sobrevivientes a tan larga jornada navideña, serenazgo hizo lo propio y esta vez sí puso mano dura y nos echó del lugar bajo advertencia de levantarnos.
“Vamos a chupar en la puerta de Ruffi”. Tomando sentados en la vereda de la tienda, noto que a unos pocos pasos había una caseta de guachimán. Estaba vacía. Por una pequeña ventana de dicha caseta logro meter mi brazo y abrirla desde dentro. Xixo sacó un viejo cojín del interior y lo puso en la vereda para preservar su culito de recién nacido.
Oso estaba empecinado en ir a buscar a su enamorada. “Oso, son las 4 huevón, te van a cagar en su jato”. El respondía casi sin pensar “Qué chucha, quiero ir a verla”. Xixo tomaba un margaro de pico, por lo que poco a poco iba alcanzando el estado de Muela. Decidimos acabar con toda la chela restante lo antes posible. Hasta Muela contribuyó con tan difícil tarea.
Al promediar las 4:30, la jornada llegaba a su fin. Yo regresaba, guitarra en mano, a mi casa. Oso partía camino al sol. Y... bueno... Muela y Xixo… se quedaron a dormir… en el interior de la caseta de guachimán que habíamos abierto minutos antes.
La resaca nos duró hasta bajada de reyes.
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