sábado, 21 de noviembre de 2009

Mis tatuajes

Hoy me di cuenta que a lo largo de mi vida he sufrido demasiados accidentes, y por ende, que he quedado con demasiadas cicatrices. Hace casi 20 años, cuando recién aprendía a caminar, fui a casa de una tía a pasar la tarde con mis primos y mi mamá. Salí a comprar con un primo mayor que yo, que intentó dejarme dar mis primeros pasos solo. Gran error. Cada 2 o 3 pasos caía sobre mis rodillas, y, al estar en short, obviamente terminé con las piernas ensangrentadas. Creo que fue la primera vez que vi a mi mamá entre alterada y molesta, pasando por una gran sensación de preocpuación por su "chinito".

Supongo que todos recordamos las viejas lustradoras que parecían escobas con bases redondas de aluminio, por lo que será más fácil describir lo que me pasó un par de años más tarde. Mientras la muchacha encargada de la limpieza lustraba, yo me subía sobre la base mientras el aparato empezaba a girar rápidamente enredándome entre los cables de la misma. Nadie puede salir invicto tanto tiempo. Un buen (o mal) día, dada la velocidad con que giraba, el cable se desconectó y el aparato dejó de funcionar bruscamente, por lo que caí sobre la superficie de aluminio. Nuevamente, mami también estaba ahí para castigarme por travieso.

A los 6 años, una tía cercana se iba a Venezuela, por lo que fui con mis papás y algunos primos a despedirla al aeropuerto. En un lugar tan grande, y a esa edad, no hay de otra que empezar a correr y jugar por doquier, sobre todo si estás con primos contemporáneos. Jugar "escondidas" no es necesariamente la mejor idea ahí. Conté sobre una inmensa viga de mayólica, voltee la mirada, miré por todos lados, avancé un poco, me detuve, vi a uno de mis primos correr hacia mi para salvarse, corrí de vuelta a la viga yo también para ampayarlo.

Blackout

Al abrir los ojos vi a un doctor cosiéndome la frente mientras sentía caer entre mis ojos un caliente chorro de sangre. Me asusté y giré la mirada rápidamente hacia la izquierda. Estaba mi mamá con cara de pocos amigos. Me asusté y giré la mirada rápidamente hacia el doctor.

En 2do de primaria, después de clases, aprovechábamos para jugar partido afuera del colegio. Una vez, mientras yo tenía la pelota, un compañero me "planchó" y de pronto me vi en el aire apunto de caer sobre mi lado derecho. Para que la caída no sea tan dolorosa, apoyé la mano. Auch! Entre lágrimas y quejidos me llevaron al Hospital.

Odiaba, y hasta ahora odio, el olor a hospital, el sentir los fríos pasillos y su abundante blanco que supongo finge darnos esperanza. Mientras el doctor miraba mi radiografía, lo óí decir "Señora, la fractura es grave, tenemos que enyesarlo". Estar enyesado es una de las peores cosas que nos pueden pasar. No podemos rascarnos, no podemos bañarnos cómodamente, no podemos coger el maldito tenedor, ni siquiera podemos hacer la seña del dedo medio. Son muchas limitaciones para un niño de 7 años. Desde ahí, prometí no volver a hacerme daño.


(...)


Un día antes de la clausura de fin de año del 2002, fui a buscar a Muela, para ir a cortarnos el cabello juntos. Me senté en su jardín a esperarlo. Salió y fuimos juntos. Me atendieron primero. Todo listo... espera... no, no encuentro el dinero: Maldita sea, se me cayó en el jardín mientras esperaba a Muela. Se me cayó la plata, pero se dónde, voy rápido, la recojo y vengo a pagarle. Le dejo empeñado a mi amigo, si quiere.

Quise cortar camino para no demorar. De pronto, un perro chuzco, jodidamente grande, apareció de la nada y se abalanzó sobre mi. Sus ladridos y la rapidez con la que todo pasó me hicieron entrar en shock. Yo estaba con un buzo plomo que terminó roto en la rodilla y teñido de rojo.

No podía quedarme ahí. Salí hasta la avenida y empecé a caminar cojeando, mientras la gente me miraba asombrada: Joven, ¿le han disparado? Sí señora, un perro tenía una 9mm en el hocico. Casi desvariando llegué al jardín. Vi la plata en el pasto y para mi mala suerte, el dolor era tan grande que no podía arrodillarme ni nada parecido. Me dejé caer y ya en el sueño recogí la plata, con los brazos me impulsé y regresé a pagar el rescate por Muela. Fui a casa de mi mejor amiga para que me cure. Auch, auch auch.... AUCH... AY MIERDA!!

2007: El alcohol ya había llegado a mi vida. Una noche, tomando cervezas en un parque, me doblé la mano contra una superficie de cemento. Esta vez solo me tuvieron que vendar por un par de semanas. Días después que me vendaran, me veía en otro parque tomando algunos tragos baratos. Una amiga me llamó para hacer un trabajo en grupo. Para no quedar mal decidí alejarme de mis ebrios amigos y contestar con la mano que me quedaba. Era las 2pm. pero veníamos tomando desde las 10, así que... pie doblado. Parecía un caído en guerra cojeando y vendado, abrazando una botella con la mano que aún podía usar.

2008: Estaba tomando unas cervezas con algunos amigos frente a la Universidad. La cerveza estaba muy helada, por lo que, al momento de coger una, se me resbaló y cayó al suelo. En el rebote, la botella aún se encontraba intacta, por lo que decidí cogerla antes de la segunda caída. Nuevamente, error, en el aire se partió en pedazos y... corte profundo en la mano izquierda entre el pulgar y el índice.

"Huevón, estás sangrando demasiado, te van a tener que coser"´. Entré rápidamente a la Universidad y me llevaron al Centro Médico. "Joven, vamos a tener que coser".

Mi último "tatuaje" me lo hice también en el 2008, en medio de trago barato. Caer sobre mi mano derecha en la pista no dolió mucho que digamos, no sentí el golpe, y la herida no parecía ser tan grave hasta que, días después, al no poder aguantar el dolor, fui a donde debía ir y... "Se te ha infectado y la piel que ves ahí es piel que tenemos que quitar para que cicatrice bien". "Doctor, ¿está seguro que...?"

Mi mano sangraba debido al fuerte raspado con una suerte de bisturí que buscaba quitar esa piel que se regeneraba sobre la piel que debía regenerar. Nunca entendí bien lo que pasaba, la sangre me ponía nervioso. "Ahora sí, tienes que venir todos los días para terminar de quitarla". Nunca más volví, no me agradaba la idea de ir diariamente para que me raspen la mano.

Prometí no volver nunca más a ese lugar... Hasta hace unos días. Un corte en el brazo izquierdo a la altura de la muñeca me hizo volver. Pese a lo que todos piensen, no soy emo, no me quise cortar, no fue a causa de suero por ingerir dosis letales de alcohol, pero igual gracias. Me corté al girar rápidamente el brazo en la coaster para no caerme pues el chofer arrancó rápidamente y yo estaba parado, y con una mano ocupada, así que, la que tenía libre, la eché en forma paralela al pasamanos y la fricción hizo que se cortara mi brazo. Curaciones dolorosas, parches insoportables, ardores eventuales y hasta una obligada y dolorosa vacuna contra el tétano fueron parte de mi semana.

Ahora sí, no pienso volver al Centro Médico... hasta nuevo aviso.

Oh sí, al parecer tengo una infección respiratoria, así que...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ooohhh sí, recuerdo la del perro, yo saliendo a ver por la venta (al escuchar tu silbido) y te veo salir del pasaje cojeando y con la rodilla hecha michi =( síp, algodón y alcohol au au auuuu!


Pnlop =)

muela dijo...

hahahaha si pes io tmb recuerdo bien haha puxa mas salo pa q te muerda ese perrazo, mas salvaje q el perro marron hahahaa pero mas kagao esk te hubiera atkado asi leal pes XD
a cada rato te rompes wezos creo, mismo skater

Chino Ágreda dijo...

Estoy más reencauchado que cara de Jimmy Santi!!

Odette dijo...

Yo me cai de una combi, rodé por la pista, un carro casi me atropella, me rompí el pantalón... y aún así continué mi camino para llegar a tomar :3 Me siento orgullosa de ello :3

Pd: te admiro, Chino, algún día quisiera ser como tú =D

Ross! dijo...

MijO! creO q para tu cumpl t regalaré un cOche d paro (material n casO d emergncias) jaja.... xD
cdtm mijO!=)