Lo sé, algunos días son mejores que otros, por muchos motivos, por no tenerte a mi lado, porque somos como somos, porque algunos días la ansiedad es la única presente, o simplemente porque al final nos ganan las ganas de ver sonreír al otro y poder abrazarlo, besarlo y perdernos en su mirada.
¿Sabías que creo que la felicidad son sólo momentos efímeros que buscamos prolongar día a día? Pues sí, porque nadie puede sentirse feliz todo el tiempo. Y ¿sabes? Tú eres mi felicidad, y aunque suene ilógico, tal vez no puedas hacerme feliz todo el tiempo, pero eres la única que puede hacerme feliz.
Entonces, ¿si jugamos a ser felices? No, espera, tengo una mejor propuesta. ¿Y si mejor jugamos a hacernos felices? Así como empezamos a jugar sin siquiera darnos cuenta. Así como hasta ahora lo venimos haciendo y así como querremos jugar siempre.
Gracias por los detalles, por los abrazos, por las jaladas de cachetes, por los codazos, por los besos, por los “ay, qué huevas eres” y sobre todo por todas esas veces que me has dicho, sin decirme, que me amas.
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